lunes, 31 de octubre de 2011

ARMANDO ROA VIDAL (SANTIAGO DE CHILE, 1966)





1.     qué objetos te acompañaron toda tu vida?

 Libros, siempre los libros. Y tambièn una guitarra para tocar blues

2.     sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

Sí, esas presencias sagradas las he sentido cuando nacieron mis hijas y también al escuchar música de Bach y Mahler.

3.     qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

 A las rosas, como pedía Huidobro, hay que “hacerlas florecer en el poema”; los anillos y los tatuajes no me dicen mucho. En cuanto al mar, me atrae su inmensidad y peligro, el ser refugio de ballenas y piratas, y también el haber inspirado ese verso notable de Hölderlin: “Y cuando ya no halle consuelo en este mundo/ oh mar, déjame escuchar una nueva voz en el silencio eterno de tus profundidades”. 


4.     cuál es tu superstición?

Ninguna.

5.     en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

Siento que no hay territorio que detente el monopolio del sentir poètico. La vivencia poética es apátrida y vagabunda y por eso puede estar en cualquier sitio, hasta en el menos pensado. 

6.     escribís mientras escribís o antes o después?

Escribo no sólo cuando estoy frente a la pàgina en blanco. Trato de hacerlo al leer, al mirar, al conversar. Llevo siempre conmigo una libreta de notas.

7.     qué autores no releerías?

Mejor te invierto la pregunta: hay autores que estoy releyendo siempre, con devoción vitalicia, y por fortuna son muchos. Quizá los más queribles para mí son Ezra Pound, Dostoiewsky, Shakespeare, Schopenhauer y la poesía inglesa medieval anterior a la conquista normanda.

8.     de los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

De los chilenos que he conocido personalmente creo que dos cumplieron ese requisito: Jorge Teillier y Enrique Lihn.

9.     qué, quién, quiénes escribe en vos?

Los que ya han enmudecido.

10. vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

Soy monotemático con dos temas: las palabras y la muerte. Vuelven una y otra vez.

11. en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Quizá un accidente, por el mùsico que no pude ser.

12. qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?

Mañana, “El Poliedro y el mar”, de Eduardo Anguita. Por siempre, Dostoiewsky y Pound.

13. qué pensás del romanticismo alemán?

Mi corazón está con el romanticismo inglés, pero admiro mucho a Kleist,  Jean Paul y Hölderlin. El romanticismo alemán es para mí la reivindicación de los dioses y el poder de la imaginación en medio de la dictadura prosaica de la razón iluminista.

14. el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?

Al silencio nos debemos siempre, porque desde él esculpimos palabras; la soledad, en buena compañìa; la trasparencia, “para que el hombre conserve lo que de niño prometiò” (Holderlin dixit).

15.  qué fue lo imposible?

Trato de expurgar esa palabra.

16. la poesía es una arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

Es un arma cargado de presente eterno.

17. la poesía es literatura?

La gran literatura aspira siempre a la poesía.

18. qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana? 

Argentina ha tenido una tradición muy rica y variada en poesía. Baste mencionar la diversidad entre Borges, Olga Orozco o Juarroz, entre muchas otras voces insoslayables para entender la poesía latinoamericana del siglo XX.

19. cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

Los cánones no siempre son afortunados e incurren en omisiones. Es casi una regla. Yo echo de menos una valoración mayor de Girri y Juan Ortiz.

20. alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

El amor por las letras se lo debo a mis padres. Ellos fueron mis primeros maestros.

21. fuera de la poesía que campo del arte te interesa?

La música, sin lugar a dudas.

22. la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

 La poesía es una tarea personal: su historia es la historia del encuentro de cada autor con cada lector, una historia privada, única, intransferible. El espíritu se juega en ese intercambio de vicencias y emociones.

23. cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

Hacer de la existencia cotidiana algo tan milagroso y auroral como el poema.

24. quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?

*****



 

 Su obra poética completa se encuentra publicada en el volumen “Ejercicios de Filiación”, editado en 2010 por Editorial Universitaria. Es además autor, entre otros textos, del volumen de ensayos “Elogio de la melancolía”, de la antología “La Invención de Chile” y de traducciones de Ezra Pound, Robert Browning, Kenneth Rexroth y de poesía anglosajona medieval, recogida en el volumen “El Cantar del Hierro: Beowulf y otras lecturas anglosajonas”.



domingo, 30 de octubre de 2011

SILVIA GUIARD (BUENOS AIRES, 1957)



1.     qué objetos te acompañaron toda tu vida?

No pocos objetos migraron desde la casa de mis padres a la mía. Entre los más simples y cotidianos: el banquito de cocina en el que apoyo la pava para el mate mientras escribo. Entre los más personales: una buena parte de la colección de Fabulandia que leía con pasión tirada panza abajo en mi cama. Varios cuadernos Gloria en los que escribí desde los 11 años.

2.     sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

 Hay otros mundos, pero están en este”, dijo alguna vez Paul Eluard.
El trasmundo es para mí lo hundido, oculto u olvidado de este mismo mundo. Y sí, percibo su música y sus voces. Si no lo hiciera, ¿cómo escribiría?

3. qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?
       
 El mar es demasiado y resuena infinitamente. Retorna siempre y su encanto no se gasta.
      Los anillos son objetos de magia, y aunque en mis manos casi no los uso, me gusta uno que me pongo a veces,  y su piedra se parece al  mar.
      Tatuajes, no tengo. Solo cicatrices.  La rosa es una caricia, no necesita ser pensada.     
   
4. ¿Cuál es tu superstición?
   
 Quizás, buscar señales en los sueños.

5.     en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?
    
 La parte del cuerpo que identifico específicamente con la poesía es la    lengua. A veces, el deseo o el entusiasmo de escribir lo siento en las palmas de las manos o en las puntas de los dedos. Otras veces la poesía vive en los ojos, en especial, en el tercero. Pero también en el cuerpo entero, bailando alrededor del fuego.
     En el paisaje…la lista sería infinita. Solo nombraré aquí: la lluvia.
  
6. escribís mientras escribís o antes o después?
    
No escribo siempre. Pero ciertamente no escribo solo cuando “me siento a escribir”. Puedo “escribir”  mentalmente cuando voy caminando por la calle y, sobre todo, en la cama, antes de dormirme o al despertar.

7.     qué autores no releerías?

 Supongo que a Benedetti, por ejemplo.

8.     de los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su
vida a sus palabras?

 ¿Y esta pregunta qué quiere decir…?  En rigor, un poeta que uniera su vida a sus palabras debería ser un mago capaz de dominar el arte de la ubicuidad, el vuelo, las transmigraciones y la metamorfosis, entre tantas otras cosas que las palabras del poema hacen.
   Descartada esa posibilidad, entiendo que la idea de  “unir su vida a sus palabras” describiría, como primera condición, una autenticidad y honestidad esenciales. Una escritura surgida de una necesidad interior ineludible, que imprime a las palabras pronunciadas el peso de una verdad humana.
   Pero si las palabras que se escriben responden a cualquier otra cosa que no sea esa  esencial honestidad, el que habla, ¿por qué sería un poeta?
  Yo reconozco esa autenticidad, esa verdad humana, en todos los poetas cercanos o lejanos cuyas palabras amo, así como en aquellos que son o han sido mis amigos y con quienes compartí proyectos. Si hay que dar nombres, doy aquí uno: Carmen Bruna.

9. qué, quién, quiénes escribe en vos?
  
 Se sabe hace tiempo que “yo es otro” a orillas del poema. Pero ¿qué hay en ese “otro” (en esa  otra)? ¿Es posible saberlo, expresarlo? Solo en parte, supongo. Si pudiéramos explicarlo por completo no sería, justamente, “otro”: eso desconocido en mí.
Aquella (aquello) que actúa y siente en mí cuando me duermo: la (o lo) soñante que murmura en mí.
La niña que fui, seguramente. Es decir, la que soy.
Pero también, a veces, la voz de alguien más alto y más antiguo. Una sombra removiendo calderos.
Y, desde luego, las palabras, que también son “voces” agitándose en mí y fuera de mí.

10. vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?
       
Sí, claro. Como vuelven los sueños, las canciones, los recuerdos (y  por qué no decirlo: las obsesiones y las pesadillas).

11. en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?
    
 La poesía como respiración. O mejor: como fotosíntesis. Crea energía, alimento, materia.

12. qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?

Mañana podría leer a Paul Celan.
Hay muchos autores que releí muchas veces y sin duda volveré a leer. La lista es larga, de Bustos a Breton, de Péret a Pizarnik, de Poe al Popol Vuh, de Lowry a Lautréamont, de Cortázar a Dylan Thomas, de Arlt a  Artaud, a Asturias, a Vallejo, a Schwob, a Rimbaud, a Novalis… y a tantos más aun.
Pero, “para siempre” suena tan definitivo… Para siempre,  la forma de las nubes.

13. qué pensás del romanticismo alemán?
  
Vengo de allí. Su noche vive. Es una esponja fresca.

14. el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?

El silencio –ese silencio natural que gotean las noches, los cerros y los bosques- es un inmenso poema que las cosas nos dicen. Hay palabras en él, así como las buenas palabras están cargadas de silencio. En un verdadero poema,  las palabras contienen, crean o invocan un silencio. El silencio resuena como un gran caracol: en el fondo hay un mar.
La soledad es nuestro límite o nuestra forma esencial. Una buena soledad también resuena y está llena de voces. Cuando asciendo mansamente hacia una soledad así, al escribir bailo en y con ella, en tanto las palabras bailan en y con su silencio.
Pero hay también (o antes) un silencio (o una capa de silencio) malherido, hecho de muñones, imposibilidades y angustias, como hay una soledad dolida hecha de desgarrones, exclusión, ausencia. Entonces se escribe lanza en ristre para perforar ese silencio, para atravesar o conjurar la soledad y transformarla. Son distintas formas o distintos momentos de la escritura, que es a la vez lucha, metamorfosis, danza y celebración.
Las palabras comienzan desde adentro. Sin embargo nos llegan desde afuera. ¿Se habla desde un adentro, condicionado por un afuera, percibido por un adentro, limitado por un afuera, proyectado por un adentro…? ¿Y así sucesiva, indefinidamente…? Se sabe (léase a Breton), que en el poema, adentro y afuera, como arriba y abajo, sujeto y objeto, sueño y vigilia, quieren dejar de ser polos opuestos para alcanzar un punto superior que los abarque, los supere y los transforme.

15. qué fue lo imposible?
  
Demasiado. En lo personal y en  lo social.
   Prefiero más bien recordar qué fue posible.
   En lo personal: volver a amar y a reír después de grandes sombras.   Mantener encendidos ciertos fuegos. No venderle el alma al dios mercado. Respirar.
   En lo social: derrotar las leyes de la impunidad y comenzar, al menos, a condenar genocidas.

16. la poesía es un arma cargada de futuro, pasado, eternidad?
      
La poesía es un estallido de presente. Un presente en el que pasado y futuro se confunden. Es más concreto y vivo que la eternidad. Y contiene un principio de infinito.

17. la poesía es literatura?

No. Son dimensiones diferentes. Por empezar, la poesía no es solo ni siempre una cuestión de letras o palabras.
Por otra parte: se puede ser profesor de literatura, porque  la misma es un objeto de estudio con su historia y sus leyes propias que es posible enseñar (incluso, como pasa muchas veces, sin tener la más mínima sensibilidad poética). Pero no se puede ser profesor de poesía, porque esta es una experiencia a vivir. Una aventura no solo del decir, sino también del ser, hacia la cual podemos ser invitados, incitados, provocados, iniciados, pero que nadie puede enseñar. Cada cual hace en esto su camino propio, aun cuando marche acompañado y compartiendo el juego.

17.qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

No es un tema importante para mí.

18. cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?
    
 ¿Estar dónde? ¿En lo que llaman “canon”? No me interesa en absoluto.
 ¿Publicado? Pablo Baldomá. ¿En las librerías, en los estantes y las bibliotecas? Carmen Bruna.

19.  alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?
  
Siempre hay otros que nos dan la palabra. Otros que hablaron antes, nos cantaron sus pequeñas canciones o sus grandes historias, nos abrieron las páginas de un libro, grabaron sus manos en la piedra. Otros, cercanos y tangibles o lejanos, vertiginosos, inimaginables, nos mostraron los puentes.
Pero la palabra hay que tomarla, y no todos lo hacen. ¿Cómo saber por qué, un día, sentada en la ronda de los que escuchaban, yo me aparté hacia mi adentro y con mi propio aliento, hablé? ¿Por qué ese impulso, por qué ese salto interior que me llevó a decir? ¿De qué estuvo hecho ese deseo de crearme en secreto, con mis labios, con mi  propia saliva, un lugar en medio del lenguaje? ¿Por qué una tarde, cuando descubrí, entre los árboles y el cerro, al fondo de una calle mendocina, el temblor del lucero, me pareció necesario, imprescindible, sin que me oyera nadie, cantarle una canción inventada por mí? ¿Por qué no olvido esa lejana, íntima, ceremonia infantil?
Pero en realidad, ¿qué tiene de extraordinario?  ¿No habría más bien que preguntarse lo contrario? ¿Por qué tantos otros, que seguramente en su infancia compusieron canciones para una estrella o una gota de lluvia, perdieron después la necesidad o la capacidad de hacerlo? ¿Por qué olvidaron, por qué les hicieron olvidar, que la palabra siempre está allí, siempre debería estar allí, al alcance de todos? Sin duda, así como son los otros quienes que nos dan la primera palabra, existen también aquellos demasiado interesados en quitárnosla, en mentir, en deshacer los puentes, en robarse las miguitas que en el centro del bosque llevan a cada cual hacia su propia voz.
Si, como bien dijo Lautréamont, “la poesía debe ser hecha por todos”, la gran pregunta debería ser: ¿cuándo iremos todos, libremente, a la gran fiesta de la palabra oscura,  luminosa, repartida, vertiginosa, múltiple, íntima, lejana, ceremonial, alegre, común, extraordinaria…?
  
 21. fuera de la poesía que campo del arte te interesa?
  
La pintura, el cine, la música, la fotografía, ciertas formas de danza, la escultura…  Pero también, todas aquellas expresiones y actividades humanas que no entran en lo que convencionalmente se llama “arte”, pero en las que lo poético está esencialmente en juego. Por ejemplo, los mitos, el folclore, las fiestas populares, el arte llamado primitivo, el folclore y la expresión infantiles, el sueño, los viajes, las derivas, los juegos, el azar, los gestos del amor, los grafittis,  las rebeliones colectivas, etc.

22. la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

La poesía no es una tarea (en el sentido de una obligación o de un   trabajo). La poesía no es una emanación. La poesía es un acto, y no cualquiera, sino un acto de magia. Una operación mágica del espíritu deseante. El cual desde luego existe, y en la historia. Viviendo y creando en ella. O contra ella, en las condiciones actuales.
La poesía es a veces un desborde amoroso, un reclamo amoroso, un gemido amoroso.
Otras veces, es lucha, rebelión, combate. Guerra del espíritu contra la muerte, contra la aridez y la falta de sentido.
Otras veces es celebración, danza extática de la palabra en libertad.
Siempre es una alquimia del verbo: transforma el plomo en oro.

23. cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

 No concibo poesía fuera de la existencia,  pero las condiciones actuales de existencia son esencialmente  antipoéticas. Ese es el conflicto.
Lo padecemos, entre otras cosas, en el excesivo tiempo – o las angustias- que nos requieren las tareas de la supervivencia, así como en el asedio constante a nuestra imaginación y nuestro deseo. Etcétera. Etcétera.

24.  quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?
    
¿No hice ya bastantes, amigo Schmidt, mientras respondía las tuyas? Por cierto, gracias por el provocante  cuestionario. Fue un placer.

                                              
Publicó :

 
Salomé o la búsqueda del cuerpo (Buenos Aires, Signo Ascendente, 1982); Los banquetes errantes (Buenos Aires, Signo Ascendente, 1985);
Quebrada (Buenos Aires, Tsé-Tsé, 1998); En el reino blanco (Buenos Aires, Tsé-Tsé, 2006); Relampaguea (Santiago de Chile, Cuadro de tiza, 2010).
Para niños:
Lombrices (Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1997); Cantos de dinosaurios (Buenos Aires, Amauta, 2011).

sábado, 29 de octubre de 2011

ROGELIO RAMOS SIGNES (SAN JUAN, 1950)





1.      ¿Qué objetos te acompañaron toda tu vida?

Una fotografía de quinto grado con mis compañeros de la Escuela Nacional Nº 109 de la ciudad de San Juan.
Un dominó de cartón con los personajes de Walt Disney que guardo desde la infancia, que también disfrutaron mis tres hijos, y que continúa milagrosamente completo.
Una edición económica del libro El pájaro azul, de Maurice Maeterlinck, que perteneció a mis dos hermanas mayores.
Mi guitarra fabricada por el luthier español Morales.

2.      ¿Sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

Presencias, voces y músicas del trasmundo son en síntesis los elementos que percibo, dando vueltas alrededor; sobre todo cuando me pongo a escribir. A las presencias voy pescándolas de los sueños y dándoles pequeños roles en alguna narración de la siguiente vigilia. Creo que esas presencias vienen a supervisar si el movimiento de mis manos tiene algo que ver con las órdenes que presuntamente impone mi cabeza. Las voces, en cambio, provienen del vecindario; vivir en un departamento trae sus problemas, y la lengua coloquial tarde o temprano ocupa su espacio cuando estás poniéndote hermético en la escritura. Y las músicas de trasmundo son las que marcan el “tempo” de la modesta literatura que puedo producir.

3.      ¿Qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

Desde la Rosa Rosa  hasta la Rosa de Lejos (pasando por la rosa que Milton acercó a su cara) me quedo con cualquier otra flor.
Los anillos no me gustan. No me gustan los metales aprisionados en el cuerpo (amantes del piercing, abstenerse), y tampoco aprisionándolo. Creo que no llegué a usar ni siquiera un día mi anillo de bodas.
El mar me atemoriza. Me cuesta, sin encresparme, imaginármelo de noche. Su terrible inmensidad. Su mundo de otro mundo, pero aquí.
Los tatuajes me son totalmente indiferentes e innecesarios, salvo el trágico tatuaje del cuento “El marco” de Saki; texto al que vuelvo con cierta frecuencia.

4.      ¿Cuál es tu superstición?

Temo sinceramente que algún día pueda llegar a creer en Dios; esa es mi superstición.
Mientras tanto me muevo con parámetros más pequeños: creo (también sinceramente) en el poder de la homeopatía.
Y, algo que roza la cábala doméstica: cuando frente al televisor veo que mi equipo de fútbol (el glorioso Club Atlético Independiente) está en peligro, toco con el pulgar la unión entre la primera y segunda falange del dedo mayor de mi mano izquierda. Da resultado siempre. Aclaro: siempre que zafamos, da resultado.

5.      ¿En qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

Supongo que en las tres partes al mismo tiempo, aunque me resulta más fácil identificarla en relación con el paisaje. La palabra (base de la literatura, pero sobre todo de la poesía) se me planta delante, en medio de la ruta, cuando ya no puedo frenar. Mi cuerpo siente la colisión y me falta el aire. El paisaje es quien registra ese momento.

6.      ¿Escribís mientras escribís o antes o después?

Generalmente escribo cuando escribo. Antes de eso está la fascinación por la página en blanco, que es el momento más seductor de la escritura para mí. Luego del segundo paso (la escritura en sí, el pretexto, la huella digital) viene el retoque, el maquillaje, el negocio con el diccionario, el mercachiflerío, el pedestal imaginario que anticipa cualquier publicación.

7.      ¿Qué autores no releerías?

No releería a algunos poetas: Neruda, por ejemplo; las grandes parrafadas de Cardenal, y los artífices de la beat generation, salvo a Gregory Corso. Tampoco a los gauchescos, con excepción de Estanislao del Campo.
No releería buena parte de la narrativa latinoamericana de los 70: Vargas Llosa, Lezama Lima, Carlos Fuentes, las novelas de Cortázar (sólo las novelas), tampoco las de Scorza.
No releería los clásicos griegos; sí algunos latinos; y sí, definitivamente y cada vez que pueda, los del Siglo de Oro Español.

8.      ¿De los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

Creo que Jorge Leonidas Escudero lo logra; Néstor Groppa, recientemente fallecido, también lo lograba; además de Francisco Gandolfo y de Alfredo Veiravé. De los que no conocí personalmente, siempre creí en la sinceridad de César Fernández Moreno, de Pedro Shimose, de Sam Shepard. Es posible que se me escapen varios.

9.      ¿Qué, quién, quiénes escriben en vos?

Los hijos de inmigrantes que me engendraron. Los que sufren sin darse cuenta el desierto sanjuanino del que provengo. A eso lo entendí cuando ya estaba en el subtrópico tucumano, lejos de esa síntesis desesperante que es el paisaje cuyano con telón de fondo en la cordillera. Escriben en mí los seres eternamente desesperados de amor, los insatisfechos, los románticos de cierta calaña, los enciclopedistas irredentos, los enviciados por la palabra escrita.

10.   ¿Vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

Mi tema, sobre todo en narrativa, es la permanente lucha del hombre con la naturaleza, aunque muchas veces parezca estar hablando de otra cosa. En poesía, también; aunque ahí me permito sacar alguna interioridad que termino disfrazando y ocultando en el mismo paisaje. Es como en esos dibujos enmarañados donde hay que descubrir determinadas figuras ocultas.
Días pasados, y sin proponérmelo, descubrí que la absurda imagen de un hotel (o de una construcción aislada) en medio del desierto, es algo que viene acosándome. Está en dos novelas (en una como tema central), en un libro de poesía completo, y en varios poemas sueltos.
En lo que respecta a las palabras, hay muchas que siempre vuelven. Me fascinan algunas palabras y las uso sin pudor. Si alguien se tomara el trabajo de leerme, tal vez las encontraría con relativa facilidad. Por ahora prefiero sintetizar todo eso en una: ensimismar. Se necesitan tres vocablos para formarla: la preposición “en”, el pronombre personal “sí”, y el adjetivo “mismo”. Una vez que se acoplan los tres, se crea un verbo que es casi una pintura de interioridad: ensimismar, “mirar hacia dentro”. No es poca cosa.

11.   En tu vida ¿la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Siento que la poesía va bien como propósito, si me ubico en el lugar del lector. La poesía como destino, me suena a palabra hueca; no sé qué es el “destino”, como no sé qué es el “alma” o el “espíritu”; términos que no resuelven en mi cabeza una imagen valedera. La poesía como circunstancia, en cambio, sí tiene algo que ver conmigo. Como también escribo cuentos y novelas y ensayos, suelo decir que los géneros no me desvelan; que lo que me interesa es resolver un texto. Entonces sí cobra valor la poesía como circunstancia, como necesidad de determinado momento. Si a eso le sumamos que creo que la poesía es el más autobiográfico de los géneros (pura intemperie), es ella la que produce el accidente del cual surgirá la palabra disparadora.

12.   ¿Qué quisieras leer mañana, qué quisieras releer para siempre?

Mañana quisiera volver a leer algo con total inocencia, sin “deformación profesional”. Quisiera meterme en una novela, como en los años adolescentes, y olvidarme del paso de las horas. Ahora me recuerdo muerto de frío, con los dedos agarrotados saliendo apenas de abajo de las mantas para poder dar vueltas las hojas y seguir leyendo sin parar.
¿Qué quisiera releer siempre? La poesía de Góngora y de Quevedo, supongo; un extraño compendio de la desaparecida Editorial Anaconda, del año 46, llamado Los titanes de lo extravagante y raro, que encierra la totalidad de juegos literarios que podamos imaginar; las obras de Sarmiento y de Voltaire; los Nueve cuentos de Salinger; la poesía de Antonio Cisneros; y un libro indescifrable de Alfonso Calderón titulado Toca esa rumba, Don Azpiazu. También quisiera releer por cuarta y definitiva vez, al detalle, Don Quijote de La Mancha; tal vez como lectura final.

13.   ¿Qué pensás del romanticismo alemán?

Aunque no soy un experto en el tema, siento que estoy en deuda con esa corriente cada vez que, al escribir sobre todo poesía, el sentimiento se impone a lo racional que me había propuesto, e incluso a la técnica que había prefijado. No sé si releería a Goethe, pero si sé que cada tanto necesito revisitar algún poema de Hölderlin, preferentemente sus grandes elegías: Pan y vino, Quejas de Menón por Diótima o El archipiélago. Y, cosa curiosa, reflexionando para el libro El verso libre, de Ediciones del Dock, me descubrí reconociéndome como un romántico tardío. ¿Sería porque esa tarde escuchaba a Saint-Saëns y había entrado en clima?

14.   ¿El silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca?

Cada una de esas cosas (a veces), solas o combinadas. Nunca todas. Nunca siempre.

15.   ¿Qué fue lo imposible?

Ver la caída de un imperio, tras la vuelta del ejército yanqui de la Guerra de Vietnam con la cola entre las patas.
La revolución socialista.
En literatura: superar a los maestros

16.   ¿La poesía es un arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

Si es un arma, es un arma de modificación. No se entra y se sale de ella en iguales condiciones. En todo caso, si queremos ponernos trágicos, es un arma servida para una ruleta rusa.
Es un género cargado de pasado, para Borges. Pero esperar de la poesía futuro y eternidad sería de una petulancia insoportable.

17.   ¿La poesía es literatura?

Curiosamente, la poesía es poesía; parte de una literatura de la que emerge con brazadas de vida o muerte. Me resulta curioso escuchar a lo largo de los años (y sin posibilidades de que eso cambie) que, al presentar a algún pergeñador de palabras, se diga de él: “escritor y poeta”, como si producir poesía fuese algo que no corresponde a los escritores, sino a los ebanistas o a los podólogos. Lo malo es que quienes se expresan así, no se plantean el absurdo de lo que están diciendo. Y la nave va.

18.   ¿Qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

Un lugar importante, necesario. Hay poetas argentinos insoslayables a la hora de delimitar un corpus lírico. Lo mismo sucede con poetas de todos los otros países latinoamericanos, incluyendo los españoles.

19.   ¿Cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

Ignoro quiénes están y quiénes no. Supongo que deberían estar Escudero y Groppa (ya mencionados en otra respuesta), Bustriazo Ortiz, Pepe Campus, Néstor Silva, Manuel Inchauspe.

20.   ¿Alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

Fui solo, tanteando, como miope en un bosque cubierto por la niebla; tropezando, levantándome, recomponiéndome, completando y aliviando el equipaje al mismo tiempo. Eso sí, nunca pensé en la oscuridad de esa palabra. Siempre la vi luminosa, y me dejé encandilar por ella.

21.   Fuera de la poesía ¿qué campo del arte te interesa?

Todos. La música, la literatura en general, la pintura, la fotografía, el cine, la arquitectura. En ese orden, o en cualquier otro; pero siempre con la música en primer lugar. No concibo la vida sin música, por ejemplo. Necesito música en todo momento. Hago mío el ambage de César Fernández Moreno que dice: “Cuando la cabeza ya no quiere nada, todavía quiere música.”

22.   La poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

Como no sé qué es el espíritu, y como eso de una emanación de la historia me resulta muy solemne, debería abstenerme de responder a esta pregunta. Pero siempre me queda la duda si en verdad entiendo lo que me piden.
Creo que la poesía es una rara tarea que acometemos sin proponérnoslo, algunas veces de manera caprichosa, algunas veces de manera necesaria. El receptor de poesía, en cambio (el que leerá, o no, el mensaje que metimos en la botella) tiene más que ver con lo fortuito, casi con los premios de una lotería entre macabra y banal.
Insisto: no sé qué es el espíritu. Y con respecto a la historia, siempre dudé que sea el registro de acontecimientos ocurridos alguna vez.

23.   ¿Cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

Tal vez en que la poesía no pueda materializarse; esté incapacitada para convertirse en un objeto; más allá de los esfuerzos de los concretistas y otros trabajadores de discursos alternativos.
En todo caso es enternecedor el empeño de la poesía por jugar en los límites de la imposibilidad.

24.   ¿Quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?

Una un tanto sarcástica: ¿Qué papel le adjudica a su labor de poeta en el conjunto de la vida social?

 



Publicó

Las escamas del señor Crisolaras (cuentos, 1983), Diario del tiempo en la nieve (nouvelle, 1985), En los límites del aire (nouvelle,1986), Soledad del mono en compañía (poesía, 1994), Polvo de ladrillos (ensayos, 1995), El ombligo de piedra (ensayos, 2000), En busca de los vestuarios (novela, 2005), Un erizo en el andamio (ensayos, 2006), La casa de té (poesía, 2009), Por amor a Bulgaria (novela, 2009), Todo dicho que camina (microrrelatos, 2009) y El décimo verso (poesía, 2011).

miércoles, 26 de octubre de 2011

ALEXIS COMAMALA (CÓRDOBA,1979)


1.     qué objetos te acompañaron toda tu vida?

Un par de monedas argentinas de 1870 y otras más presentes, una colección de estampillas, dos trompos, cinco o seis bolitas de vidrio y macizas, una diapositiva de mis abuelos paternos en el patio de casa, un billete de mil pesos, la plomada de mi abuelo albañil, la biblia de Valera, un puñal con las iniciales Y.P., una valija de cartone, un sol de noche sin andar, un reloj alemán de madera.

2.     sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

Del otro lado de la puerta siempre hay voces que dicen cosas que nunca supe. La locura exacta para encontrar el cielo en la tierra.

3.     qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

La Rosa era doña Raschini al lado de casa y sus plantas homónimas.
Recuerdo el anillo de oro que empeño y luego perdió mi viejo, era entre en la época de Alfonsín y Menem. Macizo y dorado, como el último sol.
Nadie puede hablar del mar, ese si que es ancho y ajeno.
Ella tiene tatuajes en todo su mar.

4.     cuál es tu superstición?

Los libros.

5.     en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

En ninguno.

6.     escribís mientras escribís o antes o después?

...

7.     qué autores no releerías?

Yo releería a Juan L. Ortiz, Whitman, Pessoa, Vallejo, Giannuzzi, Gelman, Bustriazo Ortiz, Pound, Coleridge.

8.     de los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

Marcelo Dughetti, Ceferino Lisboa, Juan Stahli, Pablo Carrizo, Fabricio Devallis, Fernando Bellino, Andres Rubino, Hugo Rivella, Leopoldo Castilla, Walt Whitman.

9.     qué, quién, quiénes escribe en vos?

Son varias las voces que me habitan para decir lo de todos: la poesía.


10. vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

La muerte como parte de ese clima. La palabra todo.

11. en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

El destino en este caso es un propósito cargado siempre de circunstancia. Elijo propósito, no creo en el dedo de dios.

12. qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?

Algunos poemas de Whitman, Vallejo, Urondo, Baldovin, Giannuzzi, Veiravé, Juarroz, Girri, la Biblia.

13. qué pensás del romanticismo alemán?

De Holderlin la tragedia como amiga del hombre, aprender a ser y saber, estar con ella.
Y siempre tormenta y circunstancia que nos llevan.

14. el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?

El silencio siempre, el orden es el afuera y el caos es interno.

15.  qué fue lo imposible?

La infancia, la belleza.

16. la poesía es una arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

Cargada de presente que es donde se muere.

18. la poesía es literatura?

La poesía son las hojas que se caen del árbol frondoso de la literatura. No es literatura, si no más bien hojas en los oídos de la gente.

19. qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

Cuando caiga una bomba veremos las esquirlas, lo que queda.

20. cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

Romilio Ribero, Alberto Mazzochi, Glauce Baldovin, Edgard Bayley, Alfredo Veiravé, Silvina Ocampo, Francisco Gandolfo, Raúl Gustavo Aguirre, o quizás están acurrucados en un páramo.

21. alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

Empecé a escribir a los ocho años escuchando música en el lavadero de casa. Mi madrina fue la culpable.


22. fuera de la poesía que campo del arte te interesa?

El mundo y sus circunstancias, la música una de ellas me tiene en sus brazos.

23. la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

El espíritu de la poesía es histórico, no hay nada en ese diluvio que no sea material para torcer el barco de la historia.

24. cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

La belleza y la certeza.

25. quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?

 ...



Publicó la plaqueta de poesía Ensayo mi muerte (2007) y la plaqueta negra El naufragio (2009) y en el libro El día más parecido (2008) antología grupo Pan Comido y 18 antología de poetas cordobeses (2011) ediciones Tinta de Negros.

domingo, 23 de octubre de 2011

JUAN CARLOS MOISÉS (SARMIENTO,CHUBUT,1954)





1)      qué objetos te acompañaron toda tu vida? 

Contantes y sonantes, ninguno. Suelo recordar una bicicleta rodado 26, el freno con riendas y cabezadas de mi petiso, un muñeco baterista a pila que mi madre conservó de mi infancia y que hace unos años no vi más: se habrá ido caminando con la batería a cuestas.
                                                                                                                                                    
2)      sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

No. Me desconcertaría mucho. Si hay otros mudos están en éste, como dijo Éluard. Y este mundo tiene presencias para entretenerse dos o tres vidas, voces de sobra para oír o charlar con ellas en las noches solitarias y música a puñados para flotar en el aire como una pluma de pajarito.

3)      qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

La rosa es el perfume que percibí de chico de las rosas que había en cantidad en la plaza de mi pueblo, cuando jugaba con los amigos entre los canteros, bajo los pinos, en las hamacas y el subibaja. Cada vez que huelo rosas me traslado instantáneamente a la plaza de mi pueblo de entonces. Las rosas son mis magdalenas mojadas en el té.
     Sólo recuerdo el anillo de oro 18 kilates de mi padre, con sus iniciales (JM) entrelazadas, que siempre veía en su mano derecha como parte inseparable.
     El mar es el mar del sur, que conocí en mi infancia. Me gustaba (me gusta aún) caminar en sus playas de guijarros mullidos o de arena fría y húmeda, pero nunca me acostumbré a nadar en el mar. Será que soy hombre de río, de agua dulce, donde nací, me crié y sigo viviendo. Pero me gusta mucho contemplar el mar.
     De tatuajes no sé nada, salvo lo mucho que me impresionó el relato que hace Melville en Moby Dick de los tatuajes de Queequeg, el arponero venido de los Mares del Sur. Antes de embarcar en el Pequod para la travesía larga y ardua, lo que primero conoce el protagonista, Ismael, del que sería su compañero y amigo, e involuntario salvador, son los impresionantes tatuajes que tenía en todo su cuerpo.

4)      cuál es tu superstición?

Lidié con algunas supersticiones menores y sin importancia hasta hace algunos años. Ya no me queda ninguna. Será que no las necesito.

5)      en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

Percibo a la poesía como una lucidez extrema de la experiencia.

6)      escribís mientras escribís o antes o después?

No puedo escribir antes de escribir. La propia escritura crea su praxis, decía Saer, y a ella me entrego. Antes de escribir puedo acumular ideas, sensaciones, experiencias, que esperan su momento y su lugar para volverse escritura. Después de escribir siempre escribo, inevitablemente. Creo que cada vez es lo que más hago.

 

7)      qué autores no releerías?

Me cuesta leer a ciertos autores que ya no me despiertan el mismo entusiasmo que la primera vez. El automatismo psíquico de los surrealistas es, tal vez, una de las cosas que más me cuesta releer. Sin embargo el surrealismo criollo de Madariaga me sigue atrayendo mucho. Pero más pienso en los autores que me gusta releer: Montale, Pessoa, Juanele, Vallejo, Pound, Williams, Stevens, Auden, Thomas, Eliot, Aguirre, Bayley, Veiravé, Giannuzzi, entre muchos otros.

8)      de los poetas que conociste cuál cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

Conozco de mentas o por algún contacto postal o electrónico a muchos poetas que lo han hecho o lo hacen, pero no los conocí o no los traté personalmente. A los que sí: Raúl Gustavo Aguirre, Edgar Bayley, Francisco Madariaga, Alfredo Veiravé, Darío Canton, Francisco y Elvio Gandolfo, Jorge Isaías, David Aracena, Fernando Kofman, Raúl Artola, Santiago Espel y, para abreviar, a mis varios amigos poetas más jóvenes que lo hacen mejor que nosotros y con mayor desenfado.  

9)      qué, quién, quienes escribe en vos?

Alguien que apenas conozco y que espero conocer cada día mejor.

10)  vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

Todo lo que ha tenido o tiene que ver con mi lugar y mi tiempo.
     
11)  en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Escribir poesía es inevitable. Ni propósito ni circunstancia. Terminamos teniendo un destino común.

12)  qué quisieras leer mañana que quisieras releer para siempre?

Poemas o libros que me permitan vivir en ellos.

13)  qué pensás del romanticismo alemán?

Entre los romanticismos, es el más destacado y el que, sin dejar todo el arte en manos de la historia, propuso particularidades creativas que se han expandido y diversificado hasta nuestros días.

14)  el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?

Todo eso y al mismo tiempo. Y cada vez más. Hasta el orden de las palabras en un verso, en un poema.

15)   qué fue lo imposible?

Escribir el poema perfecto.

16)  la poesía es un arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

La poesía es.

17)  la poesía es literatura?

Por lo que sé, sí. Mientras hablemos sólo de palabras.

18)  qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

Conceptualmente, un lugar vital, en continua renovación.   

19)  cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

El país es inmenso. Los años, las décadas, van poniendo las cosas en su lugar. Hay tierra por todos lados, hasta adentro de los zapatos, y en cada lugar hay poetas. Hace quince años no eran visibles poetas que habían nacido en el primer cuarto de siglo, como Leónidas Escudero y Juan Carlos Bustriazo Ortiz.    

20)  alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

No, no, nunca concebí a la palabra como algo oscuro. Ni a la poesía ni a la literatura. Oscura puede ser la vida, las personas, el mundo. La palabra actúa en esa oscuridad como contraveneno, en todo caso. Creo que, sin saberlo, todo comenzó en la infancia, aunque el verbo todavía no se hiciera presente. Si a los 16 no me hubiera roto el isquion de la pierna izquierda tal vez hubiera sido jugador de fútbol. Fue después de esa frustración que apareció, tímida, la palabra, la poesía, y fuimos a solas un trecho, hasta que dos años después, un día de enero del año 73, cuando caminaba hacia el consultorio de un médico japonés para tratarme las secuelas de aquella fractura, la poesía me llevó como a un ciego de la mano hasta Leo Libros, una librería de la avenida Pueyrredón de Buenos Aires, que atendía Jaime Poniachik. Con generosidad, Jaime me hizo conocer a los poetas de la Cachimba y del Lagrimal, de Rosario, quienes desde ese momento, fueron y son mis amigos, gracias a los cuales publiqué mis primeros tres libros, y el mundo desconocido de la poesía se fue abriendo de a poco para mí.

21)  fuera de la poesía que campo del arte te interesa?

Debería decir todo. Pero separo. Mucho el cine, como espectador, y la música. Como práctica, la narrativa, la dramaturgia, la dirección teatral, la plástica.

22)  la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

La historia en sí no hace poesía. Necesita otros ingredientes. El romanticismo alemán, por ejemplo, los aportó en su momento.

23)  cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

Son una sola y misma cosa. La dificultad es que las palabras dan hasta donde pueden.

24)  quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?

Querido amigo Schmidt, muchas gracias por difundir poesía con la generosidad de siempre.          


Publicó :
 
Poemas encontrados en un huevo (1977),  Ese otro buen poema (1983),  Querido mundo (1988), Animal teórico (2004), Palabras en juego (2006), Museo de varias artes (2006) y Esta boca es nuestra (2009).  De 1990 a 1998 dirigió el elenco teatral “Los Comedidosmediante” con el que recorrió varias ciudades del país y participó en festivales provinciales y nacionales. Autor de La casa vieja (1991), Pintura viva (1992), Muñecos, un cuento de locos (1993), El Tragaluz (1994), Desesperando (1997) y La oscuridad (2002), todas estrenadas. Publicó las obras El tragaluz (2007) y Desesperando (2008), y el libro de cuentos La velocidad de la infancia (2010). Como dibujante ilustró libros y publicó trabajos en medios gráficos y en páginas web. Vive en su pueblo natal.