domingo, 16 de diciembre de 2012

DANIEL BATTILANA (BUENOS AIRES, 1962)



1.     qué objetos te acompañaron toda tu vida?

Las herramientas de mis abuelos; un par de toneladas de maderas antiguas; una mosca de bronce; una tortuga de caoba; la guitarra; los perros, que son nuestros insectos mayores; mis órganos anclados en el cuerpo.



2.     sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

Claro, en un ensayo revelo el nombre de un perro que no deja de dictarme y dictarme, luchamos... le ignoro los versos o conceptos que me grita; sí, grita con gritos gramaticales y alfabetizados, es el Hemismocario alfabetizado. Cuando no escribo lo que me dicta, me grita un verso mejor, insoportablemente mejor, vulnera mi resistencia, desplaza mi umbral de ignorancia y me vence, me hace escribir. Es notable, en sumerio perro se dice IPA y en acadio NUG, conocemos estas raíces pero ignoramos absolutamente el origen de la palabra española PERRO, en una tablilla se lee: “Utu batió su perro gigante que olfatea dioses y consternó las semejanzas, las carencias y los perros menores guiaban a los niños de tierra”.  ¡Qué testimonio, la voz! Supera a la fotografía, la voz es presencia, se la puede invocar, hasta nos reconforta una inferencia, un sonido deducible y falso; las armonías, fantasmas del cerebro.




3.     qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

La rosa inexpugnable de los días... Tal una cucaña vegetal consciente de su dote abandonada en las alturas; la rosa, que toma su perfume de la tierra... Los anillos, ¿qué son?, ¿ónfalos portátiles?, ¿un cilindro de lujos metafísicos? Ah, Confucio dice en las Analectas que, para reconocer a los inteligentes y a los talentosos, se les debe preguntar por el mar y por la montaña: el mar gusta a los primeros y la montaña a los segundos; se establece así el sendero que va del mar a la montaña no hay camino inverso. Me gusta Sierra de la Ventana.

Yo conservo el atávico impulso de coronar mi nariz con un hueso o con un aro gigante. No hay estupidez prehistórica que supere la nuestra, hay una distancia casi insalvable entre dibujarse un deseo pago y ganarse por mérito propio el tótem, el potlash, temerle al valor mágico de no ser.

¿Será el poema ese tatuaje frustrado, tatuaje polisémico?


4.     cuál es tu superstición?

La poesía. Ese gran instrumento mesolítico burgués, burgués es todo lo que lleva perro y fuego, todo lo introducido a la cueva (alma) para terminar en la comodidad de los instrumentos sin incomodidad; el lenguaje también me parece un avatar inducido, no nos pertenece sino cuando lo adoramos lujoso y aburguesado de ofuscadas o sutiles banalidades...  y todas las supersticiones que  materializan las ideologías. La comunicación, superstición moderna. La misericordia, la esperanza, quizá hasta la ontología misma sea una dote de superstición para resistir. Sin embargo, ninguna supera a la superstición de la poesía, cuya esperanza te hace arrojar un kilo de sal al mar. La superstición que nunca pude tener es la de la lectura. Sí, la palabra y el dinero, tecnologías para distribuir superstición.




5.     en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

¿Te pusiste en el cuerpo la poesía? En los ojos que los párpados inundan de profundo, en los oídos que analizan la meticulosidad del Ser, en el “estro locuaz”.



6.     escribís mientras escribís o antes o después?

Escribo mientras me grita el Hemismocario, es una condena, no me divierte para nada, me trivierte, me harta, no he podido negociar ni siquiera la interrupción de de eso que llaman lectura que no es sino mirar sombras, “hace muchos años que no escribo, sobrevive la apariencia de tal cosa, sólo esgrafío lo que me ve” .  Tocando la guitarra ese perro sumerio se descalza humano y piadoso, en su lamido... no es el mismo perro amarillo del cazador de cabezas, bueno, lo del poeta-cazador de cabezas es para reñir con holgura.



7.     qué autores no releerías?

Los que escriben con palabras. Completo, todo el canon completo, toda la literatura consagrada que alinea criterios y consuela a los lectores. A los escritores que se dan a entender tal literatura de divulgación estética, y más, otras cristalizaciones más. Y por supuesto, no leería lo que se entiende, el goce está en lo arduo. No leo a los que arbitrariamente nos cierran los ojos, a los que por incapacidad inventan pecados lexicográficos, a los que inventan pecados de omisión simbólica y se afanan para que los utilicen los demás. A los mansos;  los que fosilizan la flor del panadero, a los que no se ensucian, a los cultivadores compulsivos de premios y concursos, a la estulticia de ponerle derechos de autor a un poema. No me releería, mis lenguas caen en desuso.



8.     de los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

¿Vida adherida a las palabras? Lo que he presenciado es algo diferente, son personas habitando la noción poética, un numen tobogán, una inercia conceptual. Sí, habitantes involuntarios de la noción de la cual las palabras son accesorias, sucedáneas. He presenciado personas intermitentes, dispensado sentido en algo que por sí mismo no lo tiene, la palabra. Prefiero ser un mezquino selectivo, tiendo a ser recíproco, menciono a los que perecieron: Ezra Pound, Bajarlía, Concepción Bertone, Néstor Sofía, Ravaisson, Leibnitz, Carlos De Rokha, Calderón.


9.     qué, quién, quiénes escriben en vos?



La intolerancia; un perro dictador... lo que me sobrevivirá; el miedo, escribimos el miedo. El ello en la poesía. Testigo del hábito.



10.        vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

Me repito porque me pathos del ethos sin logos. Este ejercicio de la repetición es mi síntoma de permanencia, de sujeción a un símbolo retráctil que no reconoce límite, los temas de un ideario anacrónico e insensato, a un clima que asocio más a esa noción que logra impregnarnos de nociones, de hábito, del hábito universal y metafísico que advierte Ravaisson. El pavor a la repetición es una herencia parecida a la anulación del yo de la emoción, otro de los complejos poéticos.



11.        en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Destino de inutilidad. Destino de condenado a la serendipia.
Como propósito y circunstancia la usan los terapeutas: ¡poesía terapéutica!



12. qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?


A Jonathan Swift; a Bergson; a Ravaisson.  A Marcial, siempre a Marcial, cuya obra completa permanece protegida por una mancha de “chofitol”.


13.        qué pensás del romanticismo alemán?

… Los alemanes ya no iban a estar para ningún desfile estético más entre nosotros. ¡Qué increíble, la concepción de la metáfora más parecida a la metáfora española era relegada por militarista! Lo mejor de lo alemán era la “sacáfora”. Decía en una notita muy entonada, el romanticismo alemán tal una tregua espiritual, tal un respiro del guerrero y que no es sino un existencialismo supersticioso, un exabrupto, una ruptura de los acervos planos, de los destinos planos a que son sometidos los pueblos, y ¿qué no es el RA sino la mella vengadora en las miserias cotidianas? Un surrealismo feudal y tardío emanado de un pueblo que diseñó una existencia que no tendría tiempo de habitar. Un surrealismo dije que, a diferencia del francés, eligió dormir el cuerpo para sustanciar lo imposible. Estudiaban español para leer a Calderón de la Barca, eso es esforzarse... Cada cultura ha tenido su tránsito romántico, los japoneses, los musulmanes, los indios, notoriamente los que beligeran para que no los leamos. Don Heine y su Deutschland, ein Wintermaerchen. Los romanticismos son siempre el triunfo de algún paganismo ilustrado.




14.        el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?


Todas supersticiones del ser en el Ser, pero entretienen: orden es violencia. Para lograr la transparencia beber y beber tinta.




15.        qué fue lo imposible?


Esquivar la nutrición del mal; estar allá y tocarle el tafanario a Ishtar... Ver a Oanes y a Amoroca caminar en los mercados de Barsippa. Dejar de añorar lo poco; leer los otros fragmentos de Parménides; que sólo haya diosas; La humildad, esa tiranía de lo simple... Vivir en La Puta. Flotar en lo cocido. Volver a andar en bicicleta con mi viejo.



16.        la poesía es una arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

En un reportaje a Tchaikovski  le preguntan sobre la función del folclore (la poesía sería nuestro folclor...). Él responde que el folclore tiene la función de avisar al presente e informar al futuro. Es evidente que esto sucede cuando los tópicos y sus contenidos operan de tal modo. Un panfleto puede hacerlo; un panfleto disimulado, también; frente a la muerte del lector polisémico no veo mucha aptitud de objeto conservador de futuro, pasado y eternidad asociado a la poesía. ¿Será un espacio de ignorancia? ¿Una estrategia de deseo sin placer? ¿Será esta sensación tegumentosa que tenemos como cuerpo? ¿Será la patraña del tiempo que en sí misma es un vector de desplazamiento? ¿Será reñir con el ajeno irreconocible? Entonces, tal un cofre, vasija, tal un supositorio encomiable la poesía se dejará fecundar por nosotros... nos hará de mensajera, lo creo imposible. Fijar una emoción más o menos lograda y evanescente, qué fantástica imposibilidad. Dos armas recuerdo. Una contra la mentira: un rito en el cual se empolva con cal, con mucha cal hasta formar una costra, la cara del cuestionado y luego se le formulan varias preguntas, si al responder se desprenden cascaritas, la mentira está, es el rostro del sicofante, el gran simulador ¿no es arma toda simulación?. La otra es esa vejiga inflada con que los habitantes de la isla de La Puta en “Viajes de Gulliver” se hacían golpear para reaccionar, salir del sopor somnífero en que vivían. El más pudiente se costeaba la mejor vejiga, y los aristócratas poseían vejigas mullidas con sostenes de palos de sabul, una especie de sicomoro, sicomoro que además daba el higo que los griegos utilizaban como moneda: moneda-máscara-vejiga-cal-sicofante-poesía.




17.        la poesía es literatura?

Dirán que no, menos dirán que sí, en cuestiones de sacralizar... otra superstición que trata de desvincular. (Está de moda no saber, o saber de indefiniciones, son simpáticas las indefiniciones.) ¿Será la literatura esa turra que vende literas?... a expensas de ofrecer qué cosa que sí tiene la poesía despierta. O al establecer un linaje instintivo singular y prodigioso, casi rayano en lo arcaico elitista, le prodigamos un valor; ¿Prodigio de la pureza?, ¿Colisión de purezas?. Qué parte materialista de la poesía asusta, qué ingratitud tratamos de que ella no vea en nosotros y que se acerque, se quede como un pajarito que viola su distancia de escape y nos venda un libro... Sí, es literatura cuando vende vendas, no cuando desgarra vendas.



18.        qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?


No abrí la pregunta para no estropearla.

Una emboscada en la luna, esto es como preguntar ¿qué lugar ocupa el número  17 entre todos los números?  ¿qué lugar ocupa el número argentino 17 entre los números latinoamericanos?  O “halle un número argentino que multiplicado

por sí mismo divida a algunos números latinoamericanos” o decir ¿hay lugar para un número más entre los números primos? ¿un pariente más?. Se destaca nuestra elidida capacidad para responder ¿será nuestra falta de noción objetiva? Eso, somos un número hecho primo a fuerza de equilibristas tullidos. Mi abuela materna era castellana de Burgos, Castilla la vieja, si me hubiese leído, no creo posible contrarrestar su “lengua seca y de acertijos”. Lengua seca, así se llamaba en la antigüedad a las lenguas usadas para negociar y sojuzgar, como el castellano, nosotros y los poetas sevillanos (tan ignorados) la hemos fermentado. Hay un épica existencial precolombina inserta en los glifos que no es la voz inventada por la culpa clerical; puente de lianas, asfixia de coral; gran parte de nuestro aporte ha sido para congraciarnos con las formas europeas; pero ya no somos conjeturales, somos distintivos, poderosos, pese a la tendencia de traducirnos a nosotros mismos.  No abrí la pregunta para no estropearla.




19.        cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

Está maduro el mito de que los que no están sobrevivirán a los que están... Esta falsía de que lo que está en el interior está oculto. ¿Qué somos entonces? ¿Escritores del exterior? Me parece que están trastocadas las nociones de visibilidad, casi como una imposición estructural; me desagrada este trato con poetas a quienes se los trata casi como al buen salvaje; no puede haber misericordia más ruin de reconocer a un nonagenario, algo pasó tarde, los poetas no se jubilan. Reunidos todos los pareceres sobre el caso, el esquivo veredicto de los poetas se hace rico y variado, todos sabemos algo, conocemos la parte cercana del asunto, la sección lejana parece un daño elástico, un boomerang delator que nadie quiere atajar.



20 alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

A los catorce o quince años pisé en una plaza una hoja mecanografiada de un poema de Blanchot, conservo esa hoja, el estro hace el resto. Tal vez el fondo de mi casa de San Justo es la matriz de tierra y alambre que me hizo, que me vulneró de serendipias.


21.        fuera de la poesía que campo del arte te interesa?

Todos; y como practicante la música; la luthería y la electrónica analógica.




22.        la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

Según donde ponemos la relevancia, pasaremos por Hegel, por Marx, las reorientaciones bergsonianas, un poco de Wahl y para las vocaciones de la consciencia, Nédoncelle.

La historia es una infección metonímica, la regla feudal, la mente feudal, que aún opera en nosotros, necesita idealizar esa entelequia creada no ya para la dominación sino para la alienación sensible. La historia es el rito categorizador por antonomasia, es una ceremonia permanente para la diferenciación, la historia es la propaganda del tiempo. Presentada así, existe para varios fines. Tengo la exagerada noción de que el espíritu es la voluntad, el deseo y el sentido funcionando a la vez; sólo a la vez... esta convergencia trialoga con los objetos y con la superficie mágica entre los objetos,  de aquí, de esa fase desvalida y virtuosa nos arrastramos clandestinos en la mirada.

Toda ocupación del alma es distraída por la tensión intencionada de la psicosis, si lo nuestro en vez de provenir de la creación proviene de la copia entonces todo el ser psicótico es poeta, no es esto lo enfermo ni lo condenable, sino el menester de la voluntad consoladora. Este pasaje por la naturaleza, por las naturalezas inservibles nos hace visibles en el hábito de vincular las nadas. El espíritu es el psicótico que psicotiza la existencia para resistirla tal explicación.


23.       cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

Me gustaría desplegar un esquema de apostillas, siempre lo hago cuando me atasco en lo retórico; rescato así lo suscitativo. Las apostillas suelen tener cierta violencia conceptual, averiguaciones inútiles, no son aquí un prospecto sino una preocupación, la mía, mí ejercicio: la complejidad irreductible de nombrar lo que no existe.





Que el que lee crea conocer al que escribe

Me leo y me desconozco

Bibliografías subdesarrolladas

El dominio de la explicación

La alfabetización del espíritu

El idioma explicado de los argentinos

Ocupar toda la memoria con lo ajeno

Las místicas berretas

Los objetos de carne

La proyección de lo escaso

Teflón de doxa para la viscosidad

Los métodos superlativos

La ignorancia polisémica

Entregarse a la serendipia

La acumulación delgada

Nadie fecunda a cenicienta

Su candor infecundo



El estro locuaz

El poeta en su tara

Las vejigas en la isla flotante de La Puta

Psicosis y serendipias

Una lengua muerta que te resucita

Un kilo de sal




24.        quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?

Agradecer es mi pregunta.