domingo, 2 de octubre de 2011

GUILLERMO PILÍA (LA PLATA,PROVINCIA DE BUENOS AIRES,1958)




1.     ¿Qué objetos te acompañaron toda tu vida?

Los libros, algunos libros, libros de la biblioteca de mi padre que miraba cuando aún no sabía leer y que ahora releo, a lo mejor para volver a sentir el recuerdo de un olor, de una rugosidad, más que el de una emoción literaria. También algunas fotos, algunos devocionarios de mi abuela.

2.     ¿Sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

Lamentablemente no. A veces viene algún muerto querido a visitarme en sueños. El día que le sigue suele ser de una mansa melancolía.

3.     ¿Qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

Que más que una rosa, un anillo, el mar o los tatuajes son palabras, música verbal, una realidad que va mucho más allá de esas cosas.

4.     ¿Cuál es tu superstición?

Soy un hombre religioso y eso me ha librado de las supersticiones. A veces tengo intuiciones de que va a suceder algo malo y ocurre. Pero no tengo supersticiones. Lo que tengo son fobias.

5.     ¿En qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

Hay una sensación física del estado de creación, que la siento como una opresión en el estómago que de pronto se libera placenteramente y sube hasta el pecho y lo ensancha como en una larga inspiración. Eso me ha sucedido por temporadas, en momentos de mucha creatividad, cuando uno vive en estado de creación: momentos de gracia infinita, que se parecen mucho a la sensación de sentirse enamorado.

6.     ¿Escribís mientras escribís o antes o después?

Antes, durante y después. La poesía nace mentalmente, a veces se va componiendo a pura repetición mental, hasta que uno se sienta a escribirla. En un tiempo llevaba conmigo libretitas en las que anotaba un poco caóticamente lo que me iba naciendo. Después, con más tranquilidad, venía la escritura, que era ver cómo todo ese material disperso se iba acomodando. Por último, las infinitas relecturas y correcciones. Hablo en pasado porque ya hace un tiempo que no escribo, pero sigo corrigiendo y esperando “las ocasiones”, como decía Montale.

7.     ¿Qué autores no releerías?

Supongo que habrá autores a los que no releería. Pero si estuviera en una cárcel y sólo me dieran a leer a esos autores, seguramente me parecerían gloria bendita. Por otra parte, creo que de aquí en más el resto de mi vida será fundamentalmente de relectura más que de descubrimientos. Quizá ni siquiera de relecturas.

8.     ¿De los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

El poeta crea una figura de ficción que es la que se manifiesta en su poesía y que tiene que ver más o menos con la persona que la ha fabricado. Hay casos, no obstante, de poetas cuyo yo poético prácticamente coincide con su persona. Seguramente los hay a mi alrededor, pero no puedo afirmarlo de los que he conocido, ni tampoco de mí mismo. Cuando uno conoce a la persona, sus modales, su forma de comer, las bromas que hace, las manchas de sus camisas, sus cobardías, sus infatuaciones, sus miserias familiares, sus ambiciones, en fin, todo lo que la mayoría de los seres humanos tenemos, terminamos marcando distancias con el yo poético de ese escritor.

9.     ¿Qué, quién, quiénes escribe en vos?

Quizás un niño que prematuramente leyó muchos libros, que creció a destiempo y que enfermó de melancolía.

10.  ¿Vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

La infancia, sus miedos, la gracia de esos días en los que no existía la muerte, el verano, las islas, el olor de la albahaca, los pasos de los mendigos en las madrugadas, el tiempo y lo que el tiempo se lleva, los viajes, la caída y la redención, la poesía misma como rescate de lo efímero, como trascendencia.

11. ¿En tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Aunque suene solemne, como destino. No se puede planificar ser poeta, ni tampoco hay poetas de circunstancias. Es una forma de ser, que perdura incluso cuando uno no escribe poesía.

12.  ¿Qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?

Tal vez quisiera no releer nada, que la poesía me llegue accidentalmente, en una canción, en un afiche callejero, en medio de la conversación con un amigo, como cuando era chico y la iba descubriendo en las letras de los tangos.

13.  ¿La poesía es una arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

Todo a la vez. Y todo limitado a la memoria de los hombres y a nuestro destino como especie.

14.  ¿La poesía es literatura?

Depende del concepto que se tenga de literatura. Para aquellos que identifican literatura con artificiosidad, con saber libresco, con erudición, la poesía auténtica no puede ser meramente literatura. La poesía siempre fue algo raro y los poetas no se suelen llevar muy bien con el resto del mundo de la literatura.

15.  ¿Qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

Lo ignoro. Yo no escribo en argentino, trato de escribir en un castellano que vaya más allá de lo regional. Quizás con eso ya me he ganado mi exclusión de la poesía argentina, aunque mi forma de sentir sea profundamente argentina. ¿Cómo se mide el lugar que ocupa la poesía argentina? ¿Por los poetas que concurren a las ferias del libro, a los encuentros internacionales, por los que aparecen en los suplementos literarios de los diarios de aquí y allá, por los que obtienen premios en el exterior? Cada vez creo menos en todas esas cosas. El mundo que rodea a la poesía es tan miserable como cualquier otro.

16.  ¿Cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

Son innumerables. A propósito de una voluminosa antología de la poesía argentina que apareció hace un tiempo y que generó una gran polémica, algunos colegas más lúcidos que yo hicieron listas de todos los excluídos, entre los cuales me incluían. En nuestro país se suele asociar la poesía argentina con la que se hace en Buenos Aires. Haber nacido en provincias es como haber nacido minusválido.

17.  ¿Alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

Fui solo, y después me encontré con otros que iban a tientas como yo. Algunos que caminaban unos pasos más adelante me ayudaron en algo. Son los que uno suele recordar con esa hermosa palabra que es maestro.

18.  ¿Fuera de la poesía que campo del arte te interesa?

Prácticamente todos. El cante de Camarón, la música de Albéniz, la pintura de Goya y de Velázquez, la danza, el teatro, los toros, la ópera. Y también lo que hay de estético en la comida, en el vino y hasta en el fútbol y el boxeo.

19.  ¿La poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia? ¿Hay espíritu, hay historia?

Yo creo en el espíritu y en la historia. La poesía pasa por la historia de cada uno, la que ha ido modelando ese espíritu, la que lo fue haciendo poético. Después la poesía manifiesta ese espíritu y a la vez lo transforma. A lo mejor en esas transformaciones el espíritu se encuentra con que ya no necesita expresarse poéticamente, y entonces es el momento de callar. En la poesía, como en todos los órdenes de la vida, hay que saber retirarse a tiempo. También hay que saber morirse a tiempo.

20.  ¿Cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

A mi modesto entender, la mayor dificultad está en llevar una existencia que sea coherente con la poesía que uno escribe, y también a la inversa.




  Publicó:

Arsénico (1979), Enésimo Triunfo (1980), Río Nuestro (1988), Río Nuestro / Cazadores Nocturnos (1990), Huesos de la Memoria (1996), Caballo de Guernica (2001), Ópera flamenca (2003) y Herido por el agua (2005), además de dos plaquetas: Viento de lobos y Visitación a las islas (2000).Tiene en presnsa un último libro, Ojalá el tiempo tan sólo fuera la que se ama, que aparecerá en 2011, y prepara una antología de todos los libros publicados: Ansias de clara palabra.




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