domingo, 23 de octubre de 2011

JUAN CARLOS MOISÉS (SARMIENTO,CHUBUT,1954)





1)      qué objetos te acompañaron toda tu vida? 

Contantes y sonantes, ninguno. Suelo recordar una bicicleta rodado 26, el freno con riendas y cabezadas de mi petiso, un muñeco baterista a pila que mi madre conservó de mi infancia y que hace unos años no vi más: se habrá ido caminando con la batería a cuestas.
                                                                                                                                                    
2)      sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

No. Me desconcertaría mucho. Si hay otros mudos están en éste, como dijo Éluard. Y este mundo tiene presencias para entretenerse dos o tres vidas, voces de sobra para oír o charlar con ellas en las noches solitarias y música a puñados para flotar en el aire como una pluma de pajarito.

3)      qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

La rosa es el perfume que percibí de chico de las rosas que había en cantidad en la plaza de mi pueblo, cuando jugaba con los amigos entre los canteros, bajo los pinos, en las hamacas y el subibaja. Cada vez que huelo rosas me traslado instantáneamente a la plaza de mi pueblo de entonces. Las rosas son mis magdalenas mojadas en el té.
     Sólo recuerdo el anillo de oro 18 kilates de mi padre, con sus iniciales (JM) entrelazadas, que siempre veía en su mano derecha como parte inseparable.
     El mar es el mar del sur, que conocí en mi infancia. Me gustaba (me gusta aún) caminar en sus playas de guijarros mullidos o de arena fría y húmeda, pero nunca me acostumbré a nadar en el mar. Será que soy hombre de río, de agua dulce, donde nací, me crié y sigo viviendo. Pero me gusta mucho contemplar el mar.
     De tatuajes no sé nada, salvo lo mucho que me impresionó el relato que hace Melville en Moby Dick de los tatuajes de Queequeg, el arponero venido de los Mares del Sur. Antes de embarcar en el Pequod para la travesía larga y ardua, lo que primero conoce el protagonista, Ismael, del que sería su compañero y amigo, e involuntario salvador, son los impresionantes tatuajes que tenía en todo su cuerpo.

4)      cuál es tu superstición?

Lidié con algunas supersticiones menores y sin importancia hasta hace algunos años. Ya no me queda ninguna. Será que no las necesito.

5)      en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

Percibo a la poesía como una lucidez extrema de la experiencia.

6)      escribís mientras escribís o antes o después?

No puedo escribir antes de escribir. La propia escritura crea su praxis, decía Saer, y a ella me entrego. Antes de escribir puedo acumular ideas, sensaciones, experiencias, que esperan su momento y su lugar para volverse escritura. Después de escribir siempre escribo, inevitablemente. Creo que cada vez es lo que más hago.

 

7)      qué autores no releerías?

Me cuesta leer a ciertos autores que ya no me despiertan el mismo entusiasmo que la primera vez. El automatismo psíquico de los surrealistas es, tal vez, una de las cosas que más me cuesta releer. Sin embargo el surrealismo criollo de Madariaga me sigue atrayendo mucho. Pero más pienso en los autores que me gusta releer: Montale, Pessoa, Juanele, Vallejo, Pound, Williams, Stevens, Auden, Thomas, Eliot, Aguirre, Bayley, Veiravé, Giannuzzi, entre muchos otros.

8)      de los poetas que conociste cuál cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

Conozco de mentas o por algún contacto postal o electrónico a muchos poetas que lo han hecho o lo hacen, pero no los conocí o no los traté personalmente. A los que sí: Raúl Gustavo Aguirre, Edgar Bayley, Francisco Madariaga, Alfredo Veiravé, Darío Canton, Francisco y Elvio Gandolfo, Jorge Isaías, David Aracena, Fernando Kofman, Raúl Artola, Santiago Espel y, para abreviar, a mis varios amigos poetas más jóvenes que lo hacen mejor que nosotros y con mayor desenfado.  

9)      qué, quién, quienes escribe en vos?

Alguien que apenas conozco y que espero conocer cada día mejor.

10)  vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

Todo lo que ha tenido o tiene que ver con mi lugar y mi tiempo.
     
11)  en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Escribir poesía es inevitable. Ni propósito ni circunstancia. Terminamos teniendo un destino común.

12)  qué quisieras leer mañana que quisieras releer para siempre?

Poemas o libros que me permitan vivir en ellos.

13)  qué pensás del romanticismo alemán?

Entre los romanticismos, es el más destacado y el que, sin dejar todo el arte en manos de la historia, propuso particularidades creativas que se han expandido y diversificado hasta nuestros días.

14)  el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?

Todo eso y al mismo tiempo. Y cada vez más. Hasta el orden de las palabras en un verso, en un poema.

15)   qué fue lo imposible?

Escribir el poema perfecto.

16)  la poesía es un arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

La poesía es.

17)  la poesía es literatura?

Por lo que sé, sí. Mientras hablemos sólo de palabras.

18)  qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

Conceptualmente, un lugar vital, en continua renovación.   

19)  cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

El país es inmenso. Los años, las décadas, van poniendo las cosas en su lugar. Hay tierra por todos lados, hasta adentro de los zapatos, y en cada lugar hay poetas. Hace quince años no eran visibles poetas que habían nacido en el primer cuarto de siglo, como Leónidas Escudero y Juan Carlos Bustriazo Ortiz.    

20)  alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

No, no, nunca concebí a la palabra como algo oscuro. Ni a la poesía ni a la literatura. Oscura puede ser la vida, las personas, el mundo. La palabra actúa en esa oscuridad como contraveneno, en todo caso. Creo que, sin saberlo, todo comenzó en la infancia, aunque el verbo todavía no se hiciera presente. Si a los 16 no me hubiera roto el isquion de la pierna izquierda tal vez hubiera sido jugador de fútbol. Fue después de esa frustración que apareció, tímida, la palabra, la poesía, y fuimos a solas un trecho, hasta que dos años después, un día de enero del año 73, cuando caminaba hacia el consultorio de un médico japonés para tratarme las secuelas de aquella fractura, la poesía me llevó como a un ciego de la mano hasta Leo Libros, una librería de la avenida Pueyrredón de Buenos Aires, que atendía Jaime Poniachik. Con generosidad, Jaime me hizo conocer a los poetas de la Cachimba y del Lagrimal, de Rosario, quienes desde ese momento, fueron y son mis amigos, gracias a los cuales publiqué mis primeros tres libros, y el mundo desconocido de la poesía se fue abriendo de a poco para mí.

21)  fuera de la poesía que campo del arte te interesa?

Debería decir todo. Pero separo. Mucho el cine, como espectador, y la música. Como práctica, la narrativa, la dramaturgia, la dirección teatral, la plástica.

22)  la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

La historia en sí no hace poesía. Necesita otros ingredientes. El romanticismo alemán, por ejemplo, los aportó en su momento.

23)  cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

Son una sola y misma cosa. La dificultad es que las palabras dan hasta donde pueden.

24)  quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?

Querido amigo Schmidt, muchas gracias por difundir poesía con la generosidad de siempre.          


Publicó :
 
Poemas encontrados en un huevo (1977),  Ese otro buen poema (1983),  Querido mundo (1988), Animal teórico (2004), Palabras en juego (2006), Museo de varias artes (2006) y Esta boca es nuestra (2009).  De 1990 a 1998 dirigió el elenco teatral “Los Comedidosmediante” con el que recorrió varias ciudades del país y participó en festivales provinciales y nacionales. Autor de La casa vieja (1991), Pintura viva (1992), Muñecos, un cuento de locos (1993), El Tragaluz (1994), Desesperando (1997) y La oscuridad (2002), todas estrenadas. Publicó las obras El tragaluz (2007) y Desesperando (2008), y el libro de cuentos La velocidad de la infancia (2010). Como dibujante ilustró libros y publicó trabajos en medios gráficos y en páginas web. Vive en su pueblo natal.

1 comentario:

  1. Es éste, Juan Carlos, uno de los respondedores que más me ha interesado. Lo saludo a él y a los que, cada uno con su impronta, se ha abocado a la tarea no a la ligera.

    Rolánguido Revánguila
    *

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