sábado, 15 de octubre de 2011

ANA GUILLOT (BUENOS AIRES,1953)





1.     ¿Qué objetos te acompañaron toda tu vida?

Parece una obviedad decir que me acompañaron los libros, que fueron variando, desde ya. Pero algunas constancias: los griegos, los cuentos maravillosos (acerca de los cuales ahora estoy escribiendo un libro teórico), Borges y Saer (y tantos más). También me acompaña un sombrero de mi abuelo paterno (que uso) y muchas fotos. Me gustan las fotos: ponerlas en un portarretratos, en mi escritorio, o en el living, por ejemplo; y hacer perdurar el instante. Traspasarlo muchas veces, volver a estar ahí con quien me acompañe en cada una.

2.     ¿Sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

La verdad que a veces sí: me vienen palabras, que se quedan constantes, durante un buen rato (a veces días). Si siguen y siguen ya aprendí que no son aleatorias. Las extraigo del resto del laberinto “runrunesco” y voy por ellas: casi siempre me dan alguna pauta (de algo personal, de datos para mis cursos, de estados de mi biología o de las secuencias del viaje). Es raro, pero me pasa.

3.     ¿Qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

Tengo un tatuaje en el hombro derecho: un pájaro que es parte de un friso maya; es obvio entonces que me gustan. Planeo hacerme uno, una pluma, en la mano derecha (es la escritura, es el ángel, es chamánico, es un pájaro). Pero estoy grande (vieja, madura, abuela…), eso me hace dudar un poco. “En el alma de la rosa cae” dice una Casandra sobre la que estoy trabajando. Me gusta como mandala, no tanto para que me las regalen. Me gustan las florcitas más silvestres. También el anillo es un mandala, la ouroborus, Heráclito: desde ese lugar me parece una figura fascinante. Honro los de compromiso mientras dura el compromiso. Antes me gustaban los de bijouterie, ahora uso menos (¿despojaré del todo algún día?). El mar me puede, yo soy un mar.

4.     ¿Cuál es tu superstición?

Soy trágica en mis pensamientos muchas veces. Me parece que contarlos me habilita a conjurarlos, porque después la mayoría de las veces no pasan (por suerte). Fuera de eso creo que no soy supersticiosa.

5.     ¿En qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?
      
 En el cuerpo, en el estómago: tripa, tripa. En el aire, lo sutil: nombro
      mucho el aire en mis poemas; la respiración como un rostro de lo
      sagrado: ahí también hay poesía. En el paisaje, en el mar y en la
      montaña. Y en el árbol (en el verde en general diría mejor)

6.     ¿Escribís mientras escribís o antes o después?

Escribo básicamente con mis talleres y guardo lo que me parece interesante o potable. Como ahí escribimos a mano, lo paso, lo archivo, lo voy dejando. Cuando creo que se va armando una especie de libro, empiezo a ordenarlos (o a desordenarlos) y corrijo y empiezo a pensar en alguna “estructura” que los contenga y justifique.

7.     ¿Qué autores no releerías?

No puedo ser tan categórica. De hecho hay muchos que no releí por falta de tiempo, pero me gustaría hacerlo. Hay un par de libros que terminé por oficio, con enorme esfuerzo. Pero no voy a deschavar.

8.     ¿De los poetas que conociste cuál, cuáles te parecieron que unían su vida a sus palabras?
        
Tuve a Borges de profesor en Literatura Inglesa: él me marcó. No sé si
       unía o no, pero él era absolutamente él (y eso, más allá de
        coincidencias o discrepancias) me parece todo un logro de coherencia.
        Entre los nuestros, me parece que muchos. De los/las que conozco, la
        mayoría. Igual resaltaría, entre todos, a Héctor Miguel Ángeli. Él
        está en mí como un gran ejemplo de poeta y ser humano. Y a Enrique
        Puccia, que me enseñó a estar entre ustedes.

9.     ¿Qué, quién, quiénes escribe en vos?

Escribe Ana, con sus afluentes: las mujeres antepasadas en general y las de mi familia. La turbulencia de las guerras, que vuelve sistemáticamente a mis textos. Los españoles desde la generación del 98. Toda la sed y el hambre, desde Tántalo.

10.      ¿Vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

Sí, eso digo: lo femenino, la guerra, el hambre, lo erótico, el deseo. Siempre el deseo (en todas sus lecturas posibles).

11.     ¿En tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Empezó como circunstancia. Ahora creo que siempre estuvo y no me daba cuenta. La poesía como matriz biológica, como lo que me constituye en mi manera de mirar, oler, transpirar, relacionarme, vivir.

12.     ¿Qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?

La Odisea (la releo todo el tiempo: por seminarios, por lo que escribo, porque sí). Edipo (ambos: Edipo rey y Edipo en Colona; me parece insoslayable la dupla de Sófocles. Creo que el psicoanálisis (aunque muy bienvenido como terapéutica) sesgó al personaje y, en especial, a lo que arquetípicamente implica. La canción de Salomón de Toni Morrison (hace días que me rondan esas ganas). Marguerite Yourcenar (me debo Opus Nigrum).

13.     ¿Qué pensás del romanticismo alemán?
       
Soy Sturm-und-drang, panteísta, trágica, exagerada…en fin. Me calza
        bastante.

14.     ¿El silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?

El orden adentro y afuera (y a veces; siempre me parece excesivo), aunque me cuesta (soy más bien dionisíaca; pero me hace bien ordenar; y soy muy disciplinada y voluntariosa: ahí está Saturno, él me ordena bastante). Me hace bien el silencio, me gusta la soledad (bastante y aunque mi vida cotidiana no la alienta; contradictoriamente, mi familia es un colectivo 60 siempre lleno…por suerte, de todos modos). La transparencia, siempre; es bella hasta la palabra en sí misma.

15.      ¿Qué fue lo imposible?

Tener hijos por parto normal. Fueron cesáreas. Me voy de la vida sin ese privilegio, sin saber qué se siente.

16.     ¿La poesía es una arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

No me gustan las armas. En todo caso es una alarma, una osadía. La palabra en general también lo es.

17.      ¿La poesía es literatura?

Académicamente lo es: en todas las Universidades se estudia de esa manera. Pero genuinamente es más que literatura, mucho más.

18.     ¿Qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

Las veces en las que viajé por su enorme gracia, siempre tuve la sensación de que es altamente considerada y valorada. Tanto en el resto de Latinoamérica como en Europa. Nos miran con interés y siempre, siempre esperan buenas lecturas. Crea expectativa y respeto.
Refiriendo de nuevo a lo académico, también se registra lo anterior.

19.     ¿Cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

¿Estar en dónde? En lo popular no está casi ninguno y, sin embargo, hay maestros y maestras. Después, estar es relativo. No hay cuadro de honor ni podio. Estar ¿en el alma?, ¿en la mente?, ¿en el recuerdo de quien sea? Eso sí. Y ahí es la vida la que teje.

20.     ¿Alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

Si alguien me llevó, es que accedí a ir. Así que, en el fondo, me metí sola.

21.     Fuera de la poesía, ¿qué campo del arte te interesa?

La narrativa, mucho. La música en general; ver y escuchar ópera cambió mi escritura, la hizo algo así como más polifónica. También la pintura, pero no tengo entrenamiento me parece. El cine.

22.     ¿La poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

Para mí hay un Gran Espíritu, como en las tribus indígenas o algo así. Él es poético en sí mismo, nos involucra y contiene a todos. Está en un no-tiempo: aión o kairós. Pero nosotros lo percibimos como kronos; así que, desde nuestra percepción Él es también historia. Parménides y Heráclito juntos. Y la poesía constituyendo, siempre.

23.     ¿Cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?
     
 Para mí, no tener tiempo de escribir todo lo que quisiera porque hay
    que pagar las cuentas. Tan trivial como eso, pero me jode.

24.     ¿Quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?
     
Me encantó el cuestionario; así que si lo ampliás, me prendo encantada.
    Sin preguntas por hoy. Gracias!





Publicó :

Curva de mujer (1994, Libros de Tierra Firme), Abrir las puertas (para ir a jugar)” (1997, Libros de Tierra Firme), Mientras duerme el inocente (1999, Libros de Alejandría), Los posibles espacios (2004, Nuevohacer, Grupo editor latinoamericano), y “La orilla familiar/La riba familiar” (2009, Botella al mar; edición bilingüe castellano-catalán). De este último se publicó también una selección de los poemas, traducidos al italiano bajo el título de “La riva familiare”); y fue motivo de estudio en una ponencia titulada “La poesía moderna de Ana Guillot y su visión de la feminidad” (a cargo de Monica Szablinska, en el I Congreso de Estudiantes de Filología Ibérica, Lublin, Polonia).
También “La lección de las diosas”, junto a las terapeutas Silvia Salinas y Rosanna Spinzo (2010, Nuevo Extremo).
Y estoy en diferentes antologías nacionales e internacionales.
Tengo una novela inédita, Chacana.



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