miércoles, 11 de enero de 2012

MIRIAM CAIRO (SAN NICOLÁS DE LOS ARROYOS,PROVINCIA DE BUENOS AIRES,1962)

1.    qué objetos te acompañaron toda tu vida?
2.    sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?
3.    qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?
4.    cuál es tu superstición?
5.    en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?
6.    escribís mientras escribís o antes o después?
7.    qué autores no releerías?
8.    de los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?
9.    qué, quién, quiénes escribe en vos?
10.    vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?
11.    en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?
12.    qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?
13.    qué pensás del romanticismo alemán?
14.    el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca ?
15.     qué fue lo imposible?
16.    la poesía es una arma cargada de futuro, pasado, eternidad?
17.    la poesía es literatura?
18.    qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?
19.    cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?
20.    alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?
21.    fuera de la poesía que campo del arte te interesa?
22.    la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?
23.    cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?
24.    quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?


RESPUESTAS


1)    Todos los objetos que me acompañaron a lo largo de la vida tienen que ver con la palabra: libros, cuadernos, papeles, lápices.
También me acompañaron sustancias como ciertos perfumes reales o imaginarios. Me acompañaron musas y  fantasmas, sensaciones fuertes y palpables como objetos. Ahora que lo pienso, siempre he estado acompañada. No me puedo quejar.

2)    Como dije anteriormente, el trasmundo y el mundo están en perfecta armonía, por momentos. Cuando entran en desarmonía uno quiere ser escuchado más que el otro y vocifera. Las voces siempre son reales, vengan de donde vengan.
 
3)    Yo pienso muchas cosas pero todo lo que pienso nunca alcanza, entonces tengo que seguir pensando, pensando, pensando. En cuanto a la rosa, aguardo que florezca en el costado más soleado del jardín. Es muy bella. De un color rosado sólo posible en ella misma.
Si hay anillos importantes son los de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, cargados de colores virulentos y rotaciones vertiginosas. Tal vez sean los anillos de Zeus o de Gómez de la Serna que tamborilean en el firmamento.
Más que en el mar pienso en la palabra mar, como el poema de Sylvester. La palabra mar es tan inmensa…
Sobre los tatuajes todo lo que pienso está en proceso de ser pensado. No tengo nada definitivo para decir de ellos,  y esa es tal vez la cuestión: lo que menos me gusta de ellos es ese carácter de definitivo, que tengan que estar en la piel de una vez y para siempre. Yo prefiero los tatuajes móviles del pensamiento y la idea, que tienen la posibilidad de crecer, de metamorfosearse, de desaparecer y dar lugar a otras formas invisibles.
 
4)    Tengo dos supersticiones madres: 1) he creído en Dios. 2) no he creído en Dios. Oscilo entre esas dos. Sobre todo, en el olvido de ambas.
 
5)    Obviamente, dado mi carácter anarquista, la poesía se me mueve por todo el cuerpo. Va del cerebro al sexo y del sexo al corazón y del corazón a las manos, y de las manos a la espalda y de la espalda a los pies, y de los pies a la cintura, y de la cintura a los labios y de los labios a los hombros y de los hombros al alma y del alma al estómago, con total libertad de acción.
 
6)    Mientras escribo, escribo. No hay antes ni después.
 
7)    No releo a Don DeLillo. Es un autor con el que no me pasa nada. Pero puedo nombrarlo porque me han regalado su libro. En general tengo un gran olfato para comprarme libros y todos los libros que compro merecen ser releídos.
 
8)    Yo creo que el poeta siempre está unido a su palabra. Ésa es la diferencia entre un poeta y un escritor de versos. Pero advirtámosle a los que necesiten ser advertidos, que el universo del lenguaje es autónomo. Cuando el poeta dice, “respiro”, no necesariamente respira. Cuando dice “muero”, no necesariamente sigue con vida. Cuando dice “lámpara”, nos ilumina. Bueno, con estos tres ejemplos creo que he contribuido a la desorientación generalizada, para que los incautos no-lectores de poesía, se animen a leerla.
 
9)    En mí escriben incluso los autores más insospechados. Desde los anónimos hasta los renombrados. Desde Homero hasta Perlongher, pasando por los puentes de Cheever hacia los adjetivos finales de Aleixandre. Y desde el cielo invertido de Becket hacia el subsuelo alado de  Vallejo. Creo que todos los escritores leídos han puesto y siguen poniendo en mí el germen de la escritura. Han forjado mi percepción del mundo. He nacido de ellos.
 
10)    Sí, todo vuelve. La escritura es un rizo recursivo.
 
11)    La poesía es un destino que se me vuelve propósito en las más insospechadas circunstancias.
 
12)    POR SIEMPRE QUIERO RELEER A RULFO, A BECKETT, A IONESCO, A PERLONGHER, A BORGES, A TODOS LOS SURREALISTAS, A CORTÁZAR, A MICHAUX, A FELISBERTO, A DURAS, A YOURCENAR, A HOMERO, A MACEDONIO, A VALLEJO, A OCAMPO (SILVINA), A OROZCO, A BOLAÑO, A CHEEVER, A PIZARNIK.
 
13)    Pienso que el romanticismo alemán es el padre de la criatura de la poesía contemporánea, cuya madre loca es, sin dudas, dadá. (Dudo que esta teoría entre en los manuales de teoría literaria).
 
14)    Siempre silencio, siempre soledad, a veces transparencia, a veces opacidad, el orden con su caos, adentro y afuera, afuera y adentro,  a veces siempre, nunca siempre.
 
15)    No respondo por los imposibles.
 
16)    La poesía tiembla desnuda donde el terror no se atreve. La palabra arma tiene el gatillo fácil. Sólo Celaya dio en el blanco.
 
17)     La poesía excede la literatura, obviamente. Tal vez por ello sea tan perturbadora para los que necesitan un etiqueta de arte fácilmente reconocible.
 
18)    La poesía ocupa lugares que no le han sido asignados. El maestro Gelman ha dicho que es “la cenicienta de las letras”. Yo preferiría decir que es la cenicienta del mercado editorial, pero la poesía no tiene nada que ver con la parafernalia literaria, atiborrada de pomposos escribidores sin riesgo. Las letras, las palabras, el lenguaje saben bien quién es su reina.
 
19)    ¿Estar a dónde? ¿En las vidrieras? ¿En las antologías del bicentenario? Los poetas argentinos están en sus hojas escritas y creo que sus lectores les hacemos honor haciéndolos circular de boca en boca, de corazón en corazón, de silencio en silencio.

 Está visto que hoy la poesía, incluso la literatura que más me interesa, la que se sale de los márgenes, no entran por las puertas de las librerías. Habitan la contra-zona, el contra-espacio, la oscuridad de las publicaciones de autor, los blogs. Y esto tal vez ocurra porque la poesía penetra los territorios prohibidos donde el terror, el novelista y el poder no se atreven.
 
20)    He ido con cómplices y también he entrado sola.
 
21)    Me interesa la poesía de la pintura, la poesía de la música, la poesía del cine. Me interesa la poesía de ciertos cuentos, la poesía de todo Rulfo. El cine de Ripstein.
 
22)    La poesía es una emanación humana.
 
23)    Tal vez la mayor dificultad sea existir sin poesía. Al parecer no es tan difícil porque el mundo gira sobre su eje a pesar de que, por ejemplo, no se editen libros de Felipe Aldana. Pero estoy segura de que el mundo haría giros insospechados si la poesía entrara por todas las puertas a todas las almas.


Publicó: 

Culonas, 2006, Editorial Abrazos (Argentina/Alemania)-

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